martes, 2 de noviembre de 2010

Noveno día de la novena - Caridad

Oración inicial:

Señor y Padre nuestro, sabemos que nos amas y nunca nos abandonas, por eso quisiste mostrarnos en San Martín de Porres un modelo de vida entregada a tu servicio: él fue humilde y religioso, bondadoso con todos y buen amigo, trabajador y solidario. Toda su vida estuvo basada en la fe, en la esperanza y en la caridad. Derrama en nosotros tu Espíritu de Amor para que alentados por sus virtudes y ejemplos también nosotros seamos testigos de Amor. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Reflexión:

Caridad

El amor es una necesidad básica del espíritu humano, tanto como el alimento o la vivienda lo son para nuestro cuerpo. Todos tenemos la necesidad de ser amados y la capacidad de amar. Es algo simultáneo. Amar es algo que aprendemos en nuestra propia familia y nuestra comunidad a través de la experiencia cotidiana.

Cuando hay verdadero amor, experimentamos felicidad, alegría, fuerza, libertad, estima, afecto, paciencia, fecundidad (mental y física), capacidad de perdón y deseo del bien. ¡Es sorprendente que Dios haya dado tal poder a los hombres!

Pero el amor verdadero exige esfuerzo y compromiso. Sin ellos, no hay amor, sólo hay fraude, hay engaño… Para la cultura actual, el “amor” se limita a una pasión o emoción intensa que nos hace sentir poderosamente atraídos a algo. Y luego justifica el romper cualquier ley moral con el fin de “poseer” el objeto del deseo. Una vez poseído, se lo desprecia, se lo abandona y vuelve a empezar, buscando otra ilusión. El resultado de todo eso es mucho sufrimiento y violencia innecesarios. Finalmente, la gente termina herida y cansada, harta de todo y llena de nada.

San Pablo, en cambio, en el cántico de la primera carta a los Corintios nos ofrece una guía muy distinta de lo que significa el verdadero amor. El verdadero amor “es paciente, es servicial; el amor no es envidioso; no hace alarde, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca el propio provecho, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad”. (1 Cor 13:4-6)

El apóstol nos enseña así características concretas que nos permiten ser hombres y mujeres que viven la caridad. Al mismo tiempo, nos ayuda a descubrir que el amor no se trata solamente de sentimientos, sino de buenas acciones que muestran nuestra preocupación por lo demás.

También sabemos por San Pablo que el verdadero amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. (1 Cor 13:7) Es una invitación a que rechacemos cualquier actitud ansiosa, rencorosa, desconfiada y vengativa.

“Si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha”. (1 Cor 13:3) Con estas palabras San Pablo nos señala que, sólo el amor, le da verdadero sentido a las cosas y sacrificios que hacemos.

El verdadero amor es generoso y fiel, ya que es un reflejo del Amor de Dios en este mundo. Cuando Dios creó al mundo, lo hizo con generosidad, y prueba de ello son la belleza y la armonía de la naturaleza, expresada en la cantidad y diversidad de paisajes, plantas y animales. Pero, a pesar de que el hombre fue infiel al Amor de Dios, Dios siguió siendo fiel al hombre, y “tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga Vida Eterna”. Toda la Creación y la Salvación no son sino obras del Amor de Dios.

Tenemos necesidad y capacidad de amar, Dios nos mostró cuál es el Verdadero Amor a través de su Palabra y de sus obras. ¿Qué más necesitamos para convencernos de que es posible amar verdaderamente y ser felices?

San Martín de Porres es un ejemplo de que ¡sí! es posible amar como Dios manda en este mundo. Él tuvo que enfrentar muchas dificultades, pero su corazón nunca se apartó de Dios. Se interesó y buscó a Dios; lo amó con todo su corazón, se comprometió con él y siempre tuvo fuerzas para amar al prójimo. Humilde, religioso, bondadoso, buen amigo, trabajador, solidario… San Martín de Porres hoy participa de la bienaventuranza eterna junto a Dios, y desde allí nos invita a unirnos a Jesús.

Oremos:

- Pidamos por nuestra sociedad que ha confundido el verdadero sentido del amor, para que vuelva a apreciar el don que recibe de Dios y evite tantos sufrimientos innecesarios. Oremos…

- Por aquellas personas que tratan de comprometerse sinceramente y amar como Dios manda, para que nunca les falte la fuerza y el aliento de continuar en su empeño. Oremos….

- Por las organizaciones e instituciones dedicadas a la caridad, para que reciban nuestro compromiso y apoyo en sus actividades. Oremos…

Oración conclusiva:

Señor y Padre nuestro, que guiaste a San Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del Cielo, guíanos también a nosotros que queremos ser verdaderos hijos tuyos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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