viernes, 18 de diciembre de 2009

Celebrando un sueño cumplido

Discurso de despedida de los alumnos del tercer año del Polimodal

Hoy nos encontramos reunidos, celebrando el sueño que hemos cumplido, una meta, un escalón. Un camino que juntos emprendimos y que hoy observamos desde el otro lado. Vemos el obstáculo que hace cinco años nos propusimos superar. Finalmente llega la hora de festejar, de abrazarnos y de reír, aunque, tristemente, no están todos los que quisiéramos que estén.

Fue duro el camino hasta aquí, muchos compañeros y amigos quedaron a mitad del recorrido...Pero más duro será el camino que comienza. Como pequeños pájaros debemos abandonar el nido y volar hacia nuevos horizontes, que hoy se nos presentan. Tenemos sed de sabiduría; sed de continuar en la ruta del aprendizaje; sed de saciarnos con los valores. Por eso debemos desplegar nuestras alas cargadas de muchos logros y gratos recuerdos, que nos llevamos del colegio, de los profesores, de los directivos, de los preceptores y de los compañeros.
Nos llevamos todo, y un poco de cada uno, pero cabe destacar cuánta calidad humana recibimos ellos: comprensión y gratas palabras. Palabras que fueron un incentivo muy importante para poder seguir adelante con este logro.

¡Gracias por ser nuestros profesores y compañeros! ¡Por transformar tantos anocheceres en un cálido amanecer! Agradecemos al establecimiento, y a todo su núcleo humano, por darnos la oportunidad de crecer psíquica y espiritualmente, tanto en lo individual como en lo colectivo. Nos llevamos en la cabeza una infinidad de recursos que, como una apacible lluvia, han caído y se grabaron en nuestras almas. Están como imágenes vívidas y, cuando las necesitemos, cerraremos los ojos, y cada alegría, que acompañó nuestras sonrisas, nos rescatará y nos llevará a ese hermoso mundo de regocijo.

Como bien sabemos, todo lo que empieza, termina alguna vez, y hoy terminamos lo que empezamos ayer para dar un paso a un mañana mejor.

Y para concluir, les dejo una frase célebre y muy cierta: "El saber no posee techo, ni peso físico, pero alimenta al alma y satisface al corazón".