lunes, 26 de noviembre de 2007

Convocatoria a la Jornada de Evaluación del P.E.I. 2007

Estimados Señores Docentes:

En el año 2006 plantéabamos:

“intentar, a través de la evaluación, llegar a una visión conjunta. Una mirada acerca de dónde estamos, después de haber transitado este año, y reformular acciones que nos lleven al cumplimiento de los objetivos institucionales. Esa reformulación significa cambios institucionales, y también personales. ¿Qué cambios son posibles de realizar? La escuela que tenemos ¿es la que usted quiere?

El resultado fue una jornada intensa enfocada en los aspectos negativos del proceso institucional, y una sensación de decepción, de agobio, de horizonte nublado. No pudimos “disfrutar” de lo trabajado durante el año. Este año necesitamos hacer otra cosa. Necesitamos enfocar el producto, los resultados, en lenguaje metafórico: “los frutos”.

Con la sra. Josefina Semillán podemos recordar que “el camino (hacia el cambio y la innovación superadores de los problemas) no es “agobiarse”; el camino es “no resignarse”. Porque uno tiene la opción de la resignación. Pero, de la misma palabra, tiene también la opción de la “resignificación”.

Necesitamos una resignificación grupal de metas, de objetivos, de encuentros… de pasión comunitaria. Que comienza con la resignificación personal de la vocación, de nuestro “modo de hacer”, pero sobre todo, de nuestro “modo de ser”. Para lo cual, necesitamos “inspiración”.

“Inspirarse” es plenificarse con el aire que entra, que se apropia; que se hace “plexo ensanchado”. Porque cada vez que algo nos interesa y nos importa “respiramos hondo” y nos “enderezamos”; no por estética corporal sino “por plenitud interior”; no por “postura correcta” –biológicamente hablando- sino por “el ensanchamiento del esplendor que nos dá el gozo”. Nos ensancha en el sentido de que “abre perspectivas” y “abre horizontes”.

Cuando uno se inspira, no hace lo que otros hacen, eso sería una “copia”, “réplica” o “calcografía”, que desgasta. Cuando uno se “inspira”, cambia de “paradigma”. Un paradigma no es un “modelo”, sino un “arquetipo”, algo más fundamental. No se refiere, como dijimos antes, al hacer, sino al “ser”.

¿Cuál es el “paradigma” del docente que cada uno de nosotros tiene? ¿Cuál es el “paradigma” de la Institución Educativa?

Seguramente influyen poderosamente en nuestra mirada las experiencias que cada uno tuvo en su propio aprendizaje.

Algunos elementos del paradigma institucional que seguramente serán inspiradores son:
- la paridad, la horizontalidad: a pesar de los distintos cargos y funciones, todos somos iguales en dignidad; la paridad se verifica en el diálogo; ¿cuál es nuestra capacidad de diálogo? ¿podemos plantear los problemas abiertamente? ¿tenemos miedo de expresar nuestra opinión? ¿en qué medida me atrevo a confiar en los demás? El problema con el diálogo ¿está en los demás o está en mí?
- El acuerdo. Cuando hay acuerdo, no solamente la racionalidad, el objetivo o la meta se pone en común, sino que, en el “acuerdo”, se ponen en “sintonía” los “corazones”: ¿cómo valoramos los “acuerdos institucionales”? ¿Son solamente cuestiones “optativas”, que no tengo que cumplir si voté en contra o no estuve presente en el momento de la decisión? ¿cuáles son los espacios de acuerdo institucional? Este año estuvieron muy reducidos por las múltiples jornadas de capacitación o por los tiempos personales de los docentes pero, ¿necesitamos generar más encuentros para llegar a mejores y mayores acuerdos? ¿con quién y en dónde somos “nosotros”?
- La humildad. Humildad viene de “humus”, tierra fértil, negra, dúctil, abierta, receptiva, plural, heterogénea… seno, útero de interacción No hay construcción social sin interacción. Quizás lo más sencillo y lo más interesante es hablar de la tierra en términos de apertura, de seno fecundo, abierto y en disponibilidad. Metáfora contraria al poder como construcción de espacio cerrado que no se comparte. Pero ese “humus” tiene que ver con “homo”: “hombre”.Sólo somos humanos si somos humildes. Hombre… “hombre culto” en realidad, estrictamente, lo es, no por la cantidad, la cuantificación de sus saberes en tanto conocimientos, sino por su ductilidad, su apertura. No se adueña o se apropia, en la clausura de la “propiedad intelectual”, sino que se ofrece todo aquel que haya nacido, otro “humus”, otra “tierra”, otra “tierra que anda”. ¿Estamos abiertos y disponibles para “ayudarnos” mutuamente con humildad? ¿Estamos abiertos y disponibles para “ser ayudados” por los demás? ¿Cómo interpretamos nuestras interacciones en la institución? ¿Competimos o trabajamos en equipo? ¿Qué tiene que ver la humildad con el diálogo y los acuerdos institucionales?


Un símbolo que ayuda a reflexionar es el del “algarrobo”. El algarrobo ofrece sombra y fruto, sin preguntar mezquinamente a quién. ¿Podemos establecer paralelos entre el árbol y nuestra vocación docente?

Solamente si consideramos positivamente los frutos del año, podremos “dis-frutar”. No disfrutamos en la queja dolida del agobio por el trabajo o por la expectativas no cumplidas, sino en lo “sí realizado”, lo “sí logrado”.

Disfrutar es una “degustación”. Es el elixir de ir construyendo caminos. Es el elixir de ir viendo que la verdad y los descubrimientos vienen en el entrelazamiento y en las redes del contacto “yo-tú” que construye un “nosotros”. Es “saborear”, y “saborear” tiene la misma raíz que la palabra “saber” o “sabiduría”. “Es sabio saber saborear”. Lo contrario es la “anhedonia”, la incapacidad de disfrutar. Es el cerramiento en las propias “ganas” egoístas, contrario a la humildad, al “humus” esencial.

Dispuestos a difrutar de lo realizado en el año, los esperamos para las jornadas del jueves 6 y viernes 7. Las siguientes planillas son para traerlas completas para la reunión.